A lomo de mulos visitando magnolias

Hallar magnolias en el monte y contribuir a su conservación es la pasión de un equipo de Planta! que desanda las lomas del Oriente cubano. Esta vez se adentran en algunos de los lugares más intrincados de la isla.

 

Fecha: 22/01/2020

 

Proyecto: Conservación de especies amenazadas de montaña.

 

Las magnolias son un tesoro vegetal universalmente apreciado. Algunas son exclusivas de Cuba, pero no es que abunden demasiado aquí. Naturalmente son especies escasas y además han sido víctimas de una tala excesiva por siglos ya que su hermosa madera es muy demandada por su coloración verdeazulada. Por eso desoímos los ecos del carnaval guantanamero y llegamos a las montañas más orientales, para monitorear poblaciones de estas especies y localizar nuevos individuos de cinco especies de magnolias cubanas.

La magnificencia de una magnolia, es casi imposible de atrapar en una foto

En el poblado de Municiones nos reciben los colegas Aisel y Alexander; los mulos nos miran con recelo. Hasta la estación de Cupeyal viajamos casi dos horas subidos en esos híbridos de caballo y burro, idóneos por su fuerza para subir lomas. Para los menos acostumbrados a ellos el trayecto llega a ser molesto, pues son muy caprichosos y difícilmente hacen caso cuando huelen nuestra inexperiencia.

Rayos, granizo y la risa de María

La primera localidad fue Calabozo, donde hallamos dos de las tres especies reportadas ahí. No lejos está el nacimiento del río Toa, el de mayor caudal en Cuba, y no perdimos la oportunidad de conocerlo. A la 1 de la tarde el cielo se llenó de nubarrones y tuvimos que adelantar el regreso. Por suerte salimos del monte con tiempo y la lluvia nos agarró a menos de 2 km de la estación. Los rayos caían tan cerca que sentíamos la tierra temblar.

Hasta Cupeyal del Norte llegamos en unos caprichosos mulos idóneos por su fuerza para subir estas lomas

Con el suelo aún mojado del día anterior salimos para la localidad más lejana. En el viaje de 15 km a pie censamos muchas magnolias y otras plantas valiosas. El regreso fue bajo otro terrible aguacero con granizos tan grandes como monedas de 20 centavos. Nuestras fuerzas quedaron algo mermadas al cabo de dos días, pero entonces nos sorprendieron en la estación con un puerco asado al carbón, y ¿quién se resistiría a algo así? Tanto comí, que terminé enfermo. María, me atendió como lo haría con un hijo, con cuanto remedio local se acordó. Nuestra mítica cocinera sabe hacer de todo. Si hay que recoger frijol o piñas, es ella la primera; si hay que cocinar, lo hace como los dioses; si te aqueja algún mal, ella sabe qué planta te curará, y siempre riendo.

El trabajo de censar magnolias es agotador; pero la alegría reconforta cada vez que encontramos un ejemplar saludable

Este ejemplar de Magnolia minor en las márgenes del río Toa tiene 2,26 metros de perímetro

En un mundo más bien «gigante»

Recuperado del contratiempo, mis fuerzas ya no fueron las mismas. Fue una suerte contar con Aisel y Alexander que nos ayudaron mucho en el trabajo de campo. Así visitamos Mucaral, un casquete de roca caliza que es una joya por las plantas que sobre ella viven. Fuimos a los bosques naturales de las márgenes del río Toa: una travesía de dos horas en mulos y varios kilómetros a pie. Ahí encontramos una de las mejores poblaciones de Magnolia minor en todo el norte oriental, y el mayor ejemplar de esta especie que he presenciado, con 2,26 metros de perímetro y 30 metros de altura.

Ernesto Testé comenzó siendo voluntario de los proyectos de conservación de magnolias; diez años después, lidera varios proyectos de Planta!

Solo por la belleza de los paisajes del río Toa valen la pena las dos horas en mulo.

La Reserva Ecológica “El Gigante”, a unos 1 300 metros sobre el nivel del mar, se llama así quien sabe si por otro árbol enorme. Este es un grupo montañoso con pendientes abruptas en forma de crestas, en donde vivían solo cinco individuos conocidos de Magnolia orbiculata. Al llegar nos percatamos que un ejemplar fue talado por manos inescrupulosas, nos vamos con el mal sabor de boca y la esperanza de que nuestro trabajo contribuya a la conservación de estas especies y al uso sostenible.

«Desde hace casi 10 años he colaborado con Planta! en la conservación de las magnolias cubanas. Aciertos y desaciertos, mucho trabajo de campo, el empeño de los pobladores locales y los técnicos de las áreas protegidas me hacen ver en positivo el futuro de la flora cubana.»

Ernesto Testé

Jardín Botánico Nacional

Colaborador del proyecto de conservación de especies de montaña

Un vivero con vista a la Gran Piedra

Este largo recorrido, que sumó tres provincias, terminó en el Paisaje Natural Protegido “Gran Piedra”. Bajo un cielo nublado típico de allí chequeamos la población de Magnolia cubensis. Los técnicos del área han contado hasta 50 individuos, más que los reportados. Por falta de tiempo y la extensión del área no pudimos llegar a cada planta, cosa que harán los propios técnicos. El vivero que habíamos hecho junto a los trabajadores del área protegida en diciembre de 2018 fue un fracaso: las plantas no germinaron o murieron a los pocos días. Así que buscamos otra área más adecuada para desarrollar uno nuevo, tomando las experiencias del pasado. En viveros así, plantados una y otra vez, germinan las magnolias que repoblarán la Isla gracias al empeño de Planta! La tozudez de los mulos también puede enseñarnos algo.

En el Paisaje Natural Protegido “Gran Piedra” vive Magnolia cubensis.

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