
Andando por los caminos de la conservación activa
por Edgardo Díaz
Sobre los cenotes de la Ciénaga de Zapata, su primer viaje en barco y muchas experiencias de conservación de plantas, nos narra Edgardo en esta exploración por Cuba.
Cada año, para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente, Planta! invita a la familia cubana, en especial a lo más pequeños, a participar en el Festival del Monte. Una feria cargada de ciencia, donde hacer es más importante que ver. Con sus propias manos niños y adolescentes juegan a hacer ciencia, mientras adquieren habilidades importantes para ser futuros científicos.
Fecha: 06/09/2019
Por fin llegaba el día que muchos voluntarios esperamos cada año. Habían sido intensos los días de preparación, sobre todo la noche que recién terminaba; pero la satisfacción de haber vencido el reto compensaba los esfuerzos. Eran muchos los voluntarios de Planta! que llegábamos temprano a la Quinta de los Molinos, aún quedaba mucho por organizar. Todo debía estar en su lugar pues en apenas una hora el lugar estaría lleno de niños deseosos de aprender.
Lo que hace unos años era un festival para aprender sobre la singular flora de Cuba se había convertido en la más divertida y diversa fiesta de ciencia en la ciudad. Todo estaba organizado en “estaciones” – que es como solemos llamar a cada actividad – en total sumaban alrededor de 25, que abordaban los más variados temas.
Alejandro da las voces de mando, estamos a punto de comenzar. Nos reunimos todos para las indicaciones finales. “Recuerden que lo más importante es que los niños creen experiencias con sus manos, hagan y aprendan”, nos dice justo antes de abrir las puertas. Todos corremos como hormiguitas a nuestras posiciones, el “Festival del Monte” acaba de comenzar.
Ayeli recibe a los asistentes en la puerta, les entrega una pequeña boleta que se irá llenando a medida que los niños jueguen en cada estación. Les explica que mientras más estaciones visiten mejores premios recibirán al final. Cada niño al final podrá cambiar ese pequeño papel por premios al aprendizaje: ninguno se irá sin regalos del Festival del Monte.
Lo que antes era un tranquilo parque ha sido inundado ahora por una avalancha de sonrisas y pequeñas voces. Las estaciones son sorpresas que se van descubriendo de a poco. Hay de todo para hacer: Daniela y Omarito hacen body painting con plantas exclusivas y amenazadas de Cuba, Laura y Betty enseñan a los niños lo que son las especies invasoras, Randy los convence de la importancia de los murciélagos, el equipo de los microbiólogos – Reynier, Dayli, Jorgito – les contará de la vida de los microbios y para qué se utilizan, Gabriela juega twister con las partes de las plantas y Adriham los enseña a utilizar las herramientas de un biólogo de campo. Casi de todo se puede aprender en este festival.
Muchos niños ven por primera vez un microscopio y descubren con fascinación el mundo de lo diminuto, de lo que no pueden ver solo con sus ojos. Algunos prefieren los “Identifícalo” donde pueden aprenden elementos de botánica pero de una manera divertida y original. Todos, sin dudas, disfrutan de la mañana en un jardín tan especial como la “Quinta de los Molinos”, donde incluso pueden visitar el único mariposario de Cuba.
Luna, como cualquier niño, tiene grandes sueños. Ama la naturaleza, en parte porque su madre Alenna, profesora de Biología, se lo ha inculcado; pero también porque lo ha aprendido en los Festivales de Monte. Esta pequeña ya es todo una “plantófila” veterana. Ha venido a todos los festivales y cada año los espera ilusionada.
“Siempre aprendo algo nuevo, siempre me sorprenden”, nos cuenta la pequeña que, con solo ocho años, ya sabe lo que es la fotosíntesis, puede armar una casa de campaña y conoce que vive en la isla con la mayor cantidad de plantas por kilómetro cuadrado.
«Mi hija Luna sueña con venir al Festival del Monte. Cada año ella encuentra en el festival algo nuevo que la atrae y la acerca a la naturaleza. Planta! ha contribuido a despertar en Luna la curiosidad por la vida y la ha convertido en una persona que aprecia la naturaleza y se preocupa por el mundo.»
Alenna Vázquez
Profesora de Biología y mamá de Luna
Este año el Festival del Monte llegó con una sorpresa muy especial: la visita de un grupo de niños de la escuela “Solidaridad con Panamá”. Este es un centro único en Cuba, una escuela para niños con impedimentos físico-motores o retraso mental. Fue imposible no sobrecogerse con su llegada. Estos niños han sido una inspiración para mí y para el resto del equipo, un ejemplo de perseverancia y superación. No existen limitaciones que nos impidan cumplir nuestros sueños.
Se termina el Festival de Monte, cada voluntario recoge su estación. Nos reunimos todos. Solo falta la foto del equipo. Es inevitable sentir cansancio, pero eso no es lo que expresan nuestros rostros. La alegría no nos abandona. El orgullo de ser voluntarios de Planta! es más fuerte que cualquier faena, la satisfacción de haber hecho algo grande y humano, otra vez, es el mejor de los regalos.
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