
Andando por los caminos de la conservación activa
por Edgardo Díaz
Sobre los cenotes de la Ciénaga de Zapata, su primer viaje en barco y muchas experiencias de conservación de plantas, nos narra Edgardo en esta exploración por Cuba.
Continúan las historias del Campamento Planta!. Juan Carlos, tuvo la experiencia de vivir junto a 29 estudiantes de siete universidades cubanas cuatros días de intenso aprendizaje: liderazgo, gestión de proyectos, trabajo con comunidades, divulgación de la ciencia, ética científica, entre otros aspectos vinculados a la conservación de la biodiversidad.
Proyecto: Programa de Capacitación: apoyando la conservación de especies de árboles amenazadas.
«Cuando iba para la guagua me dije: “¿Qué voy a hacer cinco días en un lugar donde no conozco a nadie? Voy a virar para mi casa”. Al llegar al Jardín nos dijeron: “Los cuartos son mixtos, organícense como quieran”, y ya llevo cuatro noches durmiendo con alguien que no conocía» y parecía cómoda con la situación.
Quien habla es una muchacha dinámica y alegre. Estudia Turismo en una isla del Caribe que, como ella, desea conectar con todo el mundo. En este campamento no pasa desapercibida; jocosamente, alguna vez le han dicho «la turista».
«En las conversaciones al principio sentí cierto distanciamiento. Uno de mis objetivos al venir es demostrar que la actividad turística es una opción que puede ser sustentable e incidir positivamente en el desarrollo de una localidad. Que puede incluso ser definitoria para muchos ecosistemas que de otro modo no tendrían recursos para su conservación».
Ayeli había coincidido con Planta! en algunos eventos. «Conocía el nivel de los organizadores y los participantes, pensé no me iban a seleccionar. Mis conocimientos de biología son muy básicos y tenía miedo que me tuvieran que estar explicando todo el tiempo».
Sin embargo, se integró de tal manera que su equipo fue el que ganó el campamento, en gran medida por su novedosa visión de la conservación. Para ella la clave está en que «todo el mundo viene superabierto a conocer, a respetar todos los criterios».
«Aunque parezca raro, creo que en mi desempeño cotidiano si puedo hacer conservación. Al interactuar con decisores del sector del turismo puedo trasmitirles esta conciencia y eso también es hacer».
Yo pienso en todo lo se podría hacer, desde el turismo, para salvar el aguacate cimarrón en Varadero y mi fe se renueva.
«Transilvania es un área protegida», dice la orden de esta nueva tarea. Nadie en el campamento ―ni el mismísimo Conde Drácula― se atreve a ponerlo en duda. En el escaso tiempo libre de tres intensas jornadas, cada equipo deberá desarrollar un proyecto de conservación al estilo de Planta!, pero con voz propia.
Tendrán que poner de acuerdo a todos los actores involucrados en el área: autoridades de gobierno, cooperativas, campesinos independientes, el sector turístico, una empresa forestal, los medios de comunicación… Esta mezcla de juego de roles e investigación científica integra todos los contenidos y exige la máxima implicación de cada miembro del equipo, pues la información se obtiene de manera fragmentada y solo cobra sentido en el debate, en la búsqueda de una estrategia común. Ninguno de los participantes sospecha que en realidad están haciendo un proyecto con información real de un sitio de Cuba. El juego tiene secretos, imaginación y lecciones, como toda buena fábula.
Jesús es del mismo equipo que Ayeli. Cuando presentaron su proyecto de conservación me sorprendió que el punto de vista dominante era el de ella, siendo él un verdadero «nerd» de Biología y un amante de las plantas invasoras.
«Son especies muy competitivas, capaces de adaptarse muy rápido a nuevos medios. Me parecen geniales porque han desarrollado ciertas características que las hacen prevalecer. Las estudié en primer año en una revisión bibliográfica que presenté en un evento. Eso me hizo enrolarme con la Iniciativa y en las vacaciones me fui de expedición con Planta!».
Confiesa fríamente que le cuesta un poco integrarse, trabajar en equipo. «Pero me ha gustado como hemos engranado en el campamento, porque así es como se trabaja en la ciencia. Aquí se intenta estimular en las personas características que no poseen».
En la dinámica de las banderas cada equipo tiene que hacer la suya. A cada integrante se le invalida la capacidad que más domina para obligarlo a emplear otra y dar espacio a los demás. A Jesús le «invalidaron» la voz al cubrirle la boca con un pañuelo. Entonces se oyó más fuerte la voz de Ayeli y cambió la correlación de fuerzas.
Jesús cita a Napoleón cuando dice que después de haber sido General, jamás podría ser soldado. Yo sé que no es tan así: «Estoy haciendo prácticas de biología molecular en un laboratorio, y ahí todo es mayormente individual. Pero a la hora de hacer conservación sí necesitas un equipo. Si tienes un accidente en el campo, necesitas a alguien que te auxilie».
Quiere ganar un premio Nobel, pero en Biología no lo dan. Sin embargo, este muchacho nació con buena estrella: con más de la mitad de los votos fue elegido Míster Planta! 2019. Y es que el campamento también es una inmensa broma, una fiesta imparable. La última madrugada algunos no pudieron dormir. De nostalgia.
por Edgardo Díaz
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En la reserva Cupeyal del Norte, en el oriente de Cuba, una expedición de Planta! sigue el rastro de tres especies perdidas y de una tal vez nueva para la ciencia.